Paradójica modernidad

Es difícil tener un concepto fijo sobre la modernidad, debido a su complejidad y sus cambiantes percepciones de sus diferentes épocas, pero lo que me queda claro es la paradójica identidad de la modernidad “Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación, de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos” (Berman, M., 2000).

Una ejemplo podrían ser las instituciones modernas como la Iglesia o la escuela, que pretenden abrir senderos al devenir de la humanidad, pero que al mismo tiempo son represoras del pensamiento, incluso el Estado, que debería velar por los intereses comunitarios, pero todos sabemos que no es así.

Ahora veía una noticia sobre el robo a una tienda donde el “policía” asignado a vigilar también fue cómplice (cuando no), lo “gracioso” según la locutora es que robaron 1400 pesos en condones (aparte de dinero en efectivo y televisores), aparte de la ineptitud de la conductora (si, del 44), con este inusual hecho, me quedé pensando en la necesidad de poseer bienes materiales, una necesidad surgida (supongo) en el mercantilismo pre-capitalista; otro de los principales problemas del modernismo, el capital mal distribuido.

Si no tuviéramos ese problema de mala distribución, tal vez podríamos vivir en una comunidad utópica, aunque, no debemos de ignorar que quizás tenían algún tipo de fetiche con la sensación de cientos condones, en ese caso, no podría haberse evitado este evento.

Omar Rosas