En un país cualquiera, sometido a un grupo de poder dominante, que manipula la verdad, la vida social y política, lo único que un régimen de estas características puede acumular, es la inconformidad y la frustración de los ciudadanos.
El artista en ese preciso instante, cuando somete a un profundo análisis las situaciones de injusticia y tiene el valor de manifestar a través de su obra la inquietud popular puede convertirse en portavoz de sus conciudadanos solo si tiene el valor de descorrer publicamente el velo que oculta la verdad.
O.Orozco
Bibl: Filosofía de la vida artística, S. Ramos P. 140
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